29/3/07

Libertad de expresión

Rajoy ha caído en la trampa que le tendió Polanco. Picó en el cebo tendido y su anuncio de boicot al imperio Prisa ha sido respondido con toda la artillería pesada disponible. Polanco ha entrado en la pre-campaña electoral acudiendo en ayuda de Zapatero. Ha dispuesto sus falanges en formación de ataque y ha arremetido contra la derecha española. La acusación es sencilla: la derecha española es antidemocrática, franquista y guerracivilista. En un sistema democrático no hay descalificaciones más graves. Y todo esto a cuenta de la libertad de expresión.

La libertad de expresión es el derecho a decir lo que uno quiera siempre que no atente contra las leyes. Así, en un sistema democrático la libertad de expresión es muy amplia pero nunca absoluta. Por ejemplo, no se pueden negar determinados acontecimientos históricos, no se puede incitar al odio racial, a la discriminación, etc., y no se puede atentar contra el honor y la dignidad de las personas. En otros regímenes políticos también existe, de facto, una determinada libertad de expresión más o menos amplia. Pero, ¿boicotear a un medio de comunicación atenta contra la libertad de expresión?

Lo que ha decidido el PP ha sido seleccionar a qué medios de comunicación privilegiar y a cuáles relegar. Esto lo hacen en mayor o menor medida todos los partidos políticos frecuentando a los más proclives. A nivel individual, también nosotros jerarquizamos nuestras preferencias y solemos pasar más tiempo con aquellos a quien apreciamos. Atentar contra la libertad de expresión sería prohibir, impedir, el ejercicio de la misma. A Prisa nadie le coarta su función informativa.

El supremacismo moral que se arroga la izquierda española le lleva a asegurar que el boicot del PSOE a TeleMadrid no es comparable porque este medio de comunicación es de propiedad pública. O a justificar exabruptos de sus periodistas en nómina pidiendo el cierre de medios de comunicación adversarios, o a relativizar los deseos de fusilar a periodistas radiofónicos de una de sus escritoras ¿intelectuales? orgánicas.

La formación que los humanos recibimos en nuestros primeros años condiciona nuestra cosmovisión, nuestra identidad, nuestros instintos. Para cuando llegamos a los treinta solemos tener formada nuestra opinión y no nos sale citar a nadie más que a nosotros mismos. Polanco anduvo hasta esta edad desfilando marcialmente en el Frente de Juventudes, recibiendo catequesis nacionalcatólica y abrevando en la fuente del Espíritu Nacional. Aquello lo determinó para el futuro, de allí a la eternidad.

Hoy, su criatura exhibe con impudicia las taras de su creador. Prisa es una secta jerarquizada, monolítica, sin lugar para los heterodoxos que vayan contra el dogma, donde los acólitos creen religiosamente en la línea que desde las alturas les anuncia la verdad revelada. Para ellos «El País es la verdad absoluta que toma conciencia de sí misma en sus páginas en un proceso de racionalización de la Razón» (Pedro G. Cuartango, El Mundo, 28/03/07). Y las respuestas de sus críticos sólo refuerza su visión mesiánica, maniquea y autoritaria de quien se paseaba con los huevos al aire siempre que podía entre sus camaradas de campamento.

28/3/07

Ciudadanos en el gozne

Se perciben señales, indicios, de que Rosa Díez, Fernando Savater y, supongo, que otros más van a acabar en Ciudadanos/Partido de la Ciudadanía. Hace unos meses, los resultados de las elecciones autonómicas catalanas depararon una sorpresa respecto a los sondeos demoscópicos "oficiales". Este partido obtuvo unos 90.000 votos y tres representantes en el parlamento autonómico catalán. Dicho resultado fue ninguneado por sus adversarios y ensalzado por sus partidarios, quienes hablaron de gran éxito. Aquello ya me pareció entonces una exageración, más un mensaje propagandístico que una valoración sincera del resultado.

Ciudadanos se presentó como el refugio para todos aquellos socialistas españoles en Cataluña que creían haber sido traicionados por el PSC, el partido de la oligarquía progresista catalanista. El PSC perdió representatividad pero obtuvo casi 800.000 votos (el 26,8%) para un total de 37 escaños. Ciudadanos obtuvo el 3,3% de los votos emitidos. La comparación lo dice todo y la conclusión es lógica: los votantes socialistas de las autonómicas siguieron respaldando abrumadoramente al PSC. No perciben, pues, ninguna traición. Participan y hacen suyo del proyecto soberanista catalanista del PSC. ¿Seguirá creciendo Ciudadanos en ese erial?

En las recientes elecciones quebequesas un partido ha pasado de 4 representantes a 41, de la marginalidad al 31% en cuatro años. Eso sí ha sido un gran éxito... aunque claro, quizá en las próximas elecciones autonómicas catalanas Ciudadanos dé un salto similar. Esa es su esperanza y la de muchos. El ideal constitucionalista de que el bipartidismo en las Cortes españolas lo desempeñen dos partidos que creen en España. Para ello, Ciudadanos tendría que jubilar de la escena política al PSOE, tarea titánica habida cuenta de varias realidades incuestionables: a) el sectarismo guerracivilista de los militantes y la mayoría de los votantes socialistas; b) la implantación institucional del aparato burocrático-tentacular de la omertà socialista; c) el poder real -que no fáctico- de la oligarquía socio-económica desarrollada durante el felipismo; y d) el control cuasi-omnímodo en la creación de opinión pública detentado por los dueños del imperio mediático-político conocido por las siglas PSOE/PRISA.

26/3/07

Inmemorial violencia vasca

Viví mi niñez en Algorta, en la margen derecha del Nervión. Allí fui feliz aunque ajeno hasta casi el final de la inmemorial violencia que corre por las venas vascas. Sólo guardo en el recuerdo algún retorno apresurado a casa un domingo al mediodía por el eco de una algarada callejera, el nombre entre oficial y oficioso de una plaza en recuerdo a dos etarras, y el fin de mi microcosmos por el éxodo de los amigos y el regreso a mi pueblo cuando mis padres entendieron que las bombas se habían acercado en demasía a nuestra calle.

Durante muchos años mantuve gran estima por lo que tuve que dejar atrás. No por el gris y ahumado paisaje de la ría y del Bocho, sino por sus gentes. A todas, a los vascos-vascos y a los medio-vascos. Seguí teniéndoles en cariño y seguí recordando lo bien que había vivido allí, con ellos. Compartí ante otros los típicos tópicos sobre ellos: nobles, vehementes, hospitalarios, entrañables. Y seguí gozando como un enano mientras pude regresar por las amistades y por mis recuerdos. Pero el cariño ya se ha tornado amargura, la comprensión en rechazo, la complicidad en desprecio. Ya no viajo a la Concha ni paseo por la playa de Ereaga. A mis amigos les invito a mi casa, a mi tierra, por teléfono.

Hoy, por las televisiones, España entera ha presenciado el enésimo exabrupto de los nacionalistas vasquistas. Un perseguido político, Antonio Aguirre, ha sido agredido... y no por un cachorro con gasolina y capucha, no, sino por uno de sus muchos padres, tíos o abuelos. Por uno de esos que desde hace demasiado tiempo han sido sacados del mismo saco en el que los tontos útiles encerraban sólo a los violentos. Las vendas siguen cayéndose y quien permanece ciego y mudo todavía, es porque quiere.

La tan cacareada nobleza vascona no era tal. Es violencia innata, genética, inmemorial que desde hace más de doscientos años, por lo menos, exuda por su piel. La tan admirada dignidad vascona no era tal. Es grosera soberbia, violenta prepotencia, inocultable desprecio por los gentiles, por los no-vascos. Por esto ya no paseo por la playa de Ereaga.