27/4/07

Derecho a Francia

La primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas en curso ha deparado diversas conclusiones.

La primera es que mientras crece la Francia conservadora o de derechas, declina la progresista o de izquierdas. Si las elecciones presidenciales de 2002 fueron un anuncio al mundo entero de esta realidad, cinco años más tarde las candidaturas identificadas como de izquierdas apenas alcanzan el 36,4% de los votos, el porcentaje más bajo desde el final de la Segunda Guerra Mundial (exceptuando la crisis libertario-individualista de 1968). Las opciones de la derecha han conseguido el 45%. Respecto a 2002 la izquierda ha perdido 4,5 puntos y la derecha 3,5%. La novedad estriba en que el "centro" ha ascendido casi 10 puntos, logrando el 18,5%. El declive de la izquierda es aún más evidente cuando se advierte que el partido del centrista Bayrou se alinea tradicionalmente con la derecha. Dentro de estos bloques, los extremos también son más sólidos en la derecha que en la izquierda: el 12,75% frente al 9%.

La segunda es la constatación de que el Frente Nacional está en la escena política para quedarse. No es el resurgimiento de los neofascismos, ni la expresión del voto protesta de los encabronados. Es una fuerza de derecha pura, populista y ultraliberal en lo económico que representa el hartazgo de los trabajadores y las clases medias-bajas perjudicadas por la política inmigratoria de la República. Después de 20 años de continuo crecimiento, ha perdido medio millón de votos sólo cuando la derecha moderada le ha arrebatado parte de su programa. Con todo, éste es su destino: darles de comer.

La tercera es que mientras la derecha es cada vez más derecha, la izquierda es cada vez menos izquierda. Mientras los conservadores saben lo que quieren ser, los progresistas continúan aún desnortados. Los dinosaurios comunistas están a punto de extinguirse (1,9%) y los post-revolucionarios de las diversas familias trotskistas (5,7%) han demostrado que cada vez son menos rojos y más rosas al pedir de inmediato el voto para la candidata del partido socialista, ejemplo paradigmático de esa "izquierda-caviar" tan franchute.

La cuarta es que Rajoy y los del PP no tienen vergüenza cuando se presentan como los primos-hermanos de Sarkozy y los suyos. Mientras aquella es una derecha consecuente, de principios gaullistas claros y concisos, liberales pero proteccionistas, con un sector público económico vigoroso; ésta es una derecha vergonzante y vendepatrias, cómplice del ruin destino que los conspiradores de la segunda transición en marcha han adjudicado a nuestra nación.

Por lo demás, la segunda vuelta entre Sarkozy y Royal es intrascendente. Sarkozy ganará porque sociológicamente Francia es de derechas y porque el futuro de la izquierda se nubla cada día más. Pero en lo esencial, nada cambiará (ni cambiaría si ganara Royal) ya que ambos son partícipes absolutos del régimen vigente. Sólo pueden ofrecer retoques aquí y allá, maquillaje para inanes individuos que seguirán con su intrascendente existencia entre el consumismo y los lamentos.

Ahora bien, ¿en qué nos influye a los españoles? Bueno, desde 1789 Francia siempre ha sido un referente para la tendencia de la política europea. Y allí se constata ahora lo que en España está comenzando a ocurrir: la paulatina pérdida por parte de la izquierda de su injustificada supremacía moral. Aquí, la derecha sociológica está perdiendo su acomplejamiento. Cada vez son más los intelectuales y periodistas que despotrican públicamente contra la izquierda y que son contestados con las viscerales reacciones de los intelectuales-artistas al servicio de Ferraz o con la artillería de grueso calibre que el universo (con sus estrellas, planetas y satélites) mediático prisista emplea a diario. Actualmente, internet está copado por medios de comunicación, webs, blogs, etc. conservadores y anti-izquierdistas. Los de ZP ya se han puesto manos a la obra para remediarlo con la reciente quedada de blogueros y afines en Valencia. Internet, por ahora, es una plataforma de comunicación relativamente libre y joven, territorio virgen para los más comprometidos. Y estos ya no están en la izquierda.

Lo más preocupante para la intelectualidad de izquierdas es que mengua por toda Europa, que se achica inexorablemente con el paso del tiempo... y que ya ni siquiera les queda París. Esto es un hecho. Que cada uno saque sus conclusiones.

22/4/07

Otra "conspiranoia"

Seguir el juicio por los atentados del 11-M sorprende por una razón fundamental: las radicalmente diferentes interpretaciones que ofrecen los medios de comunicación, ejemplarizados en El Mundo y El País. Mientras los de Pedrojota siguen desmenuzando para la opinión pública los hechos ocurrido a la luz de las investigaciones oficiales y alternativas, los polanquistas tienen como único propósito apuntalar la llamada versión oficial. Éstos, siempre tan garantistas a la hora de recordar la presunción de inocencia de cualquier delincuente hasta la sentencia de su juicio, en esta ocasión evitan señalar que los encausados, todavía, son presuntos terroristas.

Más allá de que uno se crea o no la denominada versión oficial, la que se está juzgando, y que dé más o menos pábulo a las críticas que desde diversos medios y colectivos se han hecho a la investigación e instrucción judicial, la conclusión que más asombra e indigna a cualquier ciudadano español, ya sea de izquierdas o de derechas, es la soberana incompetencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a la hora de prevenir estos atentados y de investigarlos. Y al respecto, nadie del PP o del PSOE ha asumido su responsabilidad.

Ante esta obviedad caben dos posturas: creérselo bajo la premisa de que los españoles somos así (Spain is different), o no creérselo bajo la de que los españoles no podemos llegar a ser tan estúpidos. Si aceptamos la segunda opción, la conclusión es lógica: hay gato encerrado. Así, las teorías conspirativas cobrarían sentido: no es posible que tal cúmulo de errores, chapuzas, y despistes no se deban a una mano oculta. Ahora bien, si realmente hubo una conspiración tampoco estuvo a salvo de esa incompetencia tan, aparentemente, congénita al ser español.

En cualquier caso, no parece probable que el juicio depare ninguna sorpresa a su finalización. Mi pronóstico es que la "versión oficial" se verá confirmada en su casi totalidad sin rechazar que se puedan dar algunas enmiendas. Lo cual anclará en el subconsciente colectivo todas las conspiranoias ya explicitadas.

Esta previsión no está realizada en función de la razón de una u otra versión, sino en un simple ejercicio de aritmética política. Y es que tras las últimas declaraciones de Rajoy, la ambivalencia del PP al respecto ha pasado a la historia. Ha dicho que acatará y respetará la sentencia, además de que la teoría de la conspiración le resbala. Así las cosas, mientras el PSOE apoya la versión oficial, el PP no apoya la contraria. Además, la mayoría de los medios de comunicación también respaldan la versión oficial. Nadie con peso político y social (incluso Luis del Pino ha desmovilizado a sus huestes) apoya la teoría de la conspiración, sólo ciudadanos bien intencionados, buenos patriotas.

Y puestos a especular sobre los orígenes de la conspiración ¿por qué no pudo ser alguien que pretendía el triunfo arrollador del PP? Este partido era quien controlaba los resortes de un Estado cuyas cloacas no fueron desinfectadas durante los ocho años de Aznar, y de haberse abierto camino entre la ciudadanía la acusación sobre ETA, su victoria electoral hubiera sido absoluta. Mientras la teoría de la conspiración no abandone las suposiciones, otras también valdrían, ¿no?

19/4/07

Nuestros Trescientos

La reciente película 300 permite una fructísima lectura política más allá de la crítica cinematográfica, como aquella espléndida oda a la idea de la "comunidad política extensible" que fue la china titulada Héroe (Zhang Yimou, 2002).

En este caso, 300 ha sido recibida con más polémica a causa de su indudable carga ideológica. Sus críticos la han comentado a la luz del actual choque/alianza de civilizaciones. Su tema, la batalla de las Termópilas, se ha rescatado como un hito de la historia de la idea de Europa, como un emblema de la resistencia de la civilización europea (y por tanto, occidental) a la barbarie invasora. Pero nos interesa más otra lectura.

Es evidente que la película (y el cómic de Frank Miller en el que se basa) son un canto a unos valores humanos muy concretos: honor, deber, heroísmo, sacrificio, valor, patriotismo, lealtad... que devienen en gloria, inmortalidad, victoria... para quienes se conducen con fidelidad... fidelidad para consigo mismos y sus compatriotas. Esta es la lectura que más nos interesa. La épica de los 300 hoplitas griegos, desafiantes al destino y los dioses con su voluntad de poder y su inquebrantable patriotismo. Poder, ante todo, al servicio de ellos mismos, para superarse en pos del triunfo, para sacrificarse en beneficio de los suyos, de los que se quedaron en los hogares de su patria. Eso es lo que necesitamos, construir nuestra propia phálanx de 300 espartanos, el núcleo inquebrantable de 300 ciudadanos comprometidos con su ética de sacrifio al servicio de nuestra patria, orgullosos de su condición de ciudadanos libres: "¡Esto es España!".

Quienes fundamos el Partido Nacional Republicano hace ya once años hemos asistido a la transformación del panorama nacional. El erial de entonces se ha convertido en un hermoso campo germinado por el rojo y amarillo. Es la consecuencia del imparable crecimiento del patriotismo entre nuestros conterráneos. Ahora, más que nunca, nuestro Partido reclama su carácter histórico, su papel decisivo en el destino de nuestra patria. Ahora es cuando necesita que sus filas se llenen con españoles decididos y combativos, concienciados de su labor y de los tempos necesarios en el avance firme y constante. Seguros de que el compromiso que adquieren no se verá recompensado al uso, sino por la satisfacción íntima de pertenecer a una élite cívica cuyo acometimiento trasciende su propia existencia mortal en aras de la defensa de la tierra de nuestros padres y de nuestro hijos, nuestra patria y nuestra nación. Como Leónidas y sus Trescientos hace veinticinco siglos. Con el Partido lo podemos ser todo, sin el Partido no seremos nada. ¡Adelante!

17/4/07

Voto en blanco contra la partitocracia

Recientemente, las feministas de izquierda han celebrado a los pies de los leones de las Cortes la aprobación de la ley de igualdad sociata. De acuerdo con la misma, hasta un máximo del 60% de las listas de los concurrentes electorales podrá ser del mismo género: hombres o mujeres. Sin entrar en la discusión entre "meritocracia" y "discrimación positiva", ésta es otra maniobra tendente a reforzar el régimen partitocrático, y por tanto antidemocrático, en el que chapoteamos los españoles.

En diversos países del occidente liberal está surgiendo una corriente favorable al voto en blanco en los procesos electorales. El enemigo contra el que se bate esta corriente es el sistema oligárquico de partidos que se ha ido consolidando tras la segunda guerra mundial.

Los portavoces de esta posición entienden que el mayor mal que nos azota no es que gobierne un partido u otro, sino la degradación del propio sistema. Cualquier avance hacia la democracia verdadera está taponado por una casta política abrazada a prácticas seudo-representativas y demagógicas que ya los griegos bautizaron como “oligocracia”. Modernamente hablamos de “partitocracia” para designarlas.

Ante esta situación, el fenómeno de la abstención es ambiguo. Puede reflejar posiciones de rechazo al sistema, pero también repliegue pasivo en la indiferencia política y, en ocasiones, pulsiones antidemocráticas. El voto en blanco es la única alternativa, ya que va directamente contra la línea de flotación de esa falsa democracia, sin renunciar a la democracia verdadera, reivindicándola con una disposición activa.

Mientras votemos a la oposición para castigar al gobierno, seguimos alimentando el sistema, seguimos otorgándole legitimidad. Beneficiamos a todos los partidos que viven del sistema y se burlan de nosotros. El partido que gana obtiene como premio el gobierno, pero los otros van a la oposición, donde también existen beneficios y privilegios: dinero público para el partido, sueldos pagados por los ciudadanos, coches oficiales y participación, como cuota, en instituciones y empresas públicas o dominadas por el poder político. También prestan legitimidad al sistema y aumentan la confusión de la población las minorías que participan en los procesos electorales con la única finalidad de conseguir publicidad, aireando programas más o menos radicales.

Si creemos que la posibilidad de un sistema democrático está bloqueada por la partitocracia, cada vez más cínica y corrupta, el voto en blanco es la mejor opción porque ese voto representa un claro mensaje al sistema: “somos demócratas y queremos democracia, pero no la vuestra, la que negáis o corrompéis, sino una democracia auténtica, limpia, en la que el ciudadano controle a los poderes y participe en los procesos de toma de decisiones”.

Si estamos convencidos de que la democracia se identifica con la plena soberanía nacional-popular, que es un sistema definido como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, votar en blanco es rechazar a los actuales caciques políticos y decirles que dejen de hablar en nombre de la democracia. Que somos ciudadanos, no súbditos. Que sin ciudadanos, sin atender permanentemente a la opinión ciudadana y sin ganarse cada día la confianza de los votantes, la democracia no existe y que lo que ellos están haciendo es apoyarse en una falsa democracia para ejercer un dominio depravado, gozar de privilegios injustos y conducir a la Nación a la catástrofe.

Las actuales oligarquías políticas son plenamente conscientes de que el único voto que les hace daño y que pone en peligro su cuidado sistema de privilegios y dominio, es el voto en blanco. Por eso lo han devaluado y por eso, arbitrariamente, lo han despojado de representación. En buena ley, en justicia y en democracia, el voto en blanco debería obtener, como cualquier otro, una representación en los parlamentos y asambleas municipales. Si los ciudadanos quieren que existan escaños vacios, ¿en base a qué criterios se les contradice? Los votos en blanco deben estar representados con escaños vacíos. Esos sillones vacíos serían un testimonio palpable del rechazo ciudadano al Estado oligárquico de partidos, a la corrupción, al abuso del poder y a privilegios injustificados.

15/4/07

Vivir libre o morir

Recientemente, dos perseguidos políticos en Guipúzcoa han doblado la cerviz ante el nacionalismo vasco. Han optado por la vida ante la amenaza de muerte. Al mismo tiempo, Fernando Savater constata la falta de libertad y afirma que «... creo que las elecciones que se van a hacer no son limpias, no pasarían la homologación. Yo creo que es un error por parte del PP y del PSOE no boicotear unas elecciones que se realizan en estas condiciones y mantener la ficción de una democracia», (El Mundo, 06/04/2007). Es una declaración valiente y sorprendente porque al tiempo que se denuncia la realidad de persecución y falta de libertad en la que vive una parte de la ciudadanía española se propone, nada más y nada menos, el boicot a las elecciones. La voz de Savater clama en el desierto, nadie le ha hecho caso. El silencio de Zapatero es lógico pero el de Rajoy es el más sorprendente, al fin y al cabo, son sus militantes y votantes los que en mayor medida sufren la persecución política del nacionalismo vasco. ¿Por qué? Fácil es la respuesta: que el PP boicoteara unas elecciones significaría el fin, a ojos de todos, del régimen juancarlista.

Obvio es afirmar que la única postura política coherente es la que propugna Savater... pero a nivel nacional. Seguiremos viviendo en una democracia ficticia, como afirma el filósofo, mientras un sólo español no pueda utilizar todos sus derechos cívicos. Y en España, en toda España, esta es la realidad apreciable para cualquiera.

Decía Robespierre en 1789: «...Que no nos hablen de la constitución. Esa palabra nos adormeció durante demasiado tiempo y nos mantuvo sumidos en un letargo. Esa constitución será sólo un libro inútil: ¿cuál será la ventaja de haber creado ese libro si nos privarán de nuestra libertad en la cuna?». Y ¿por qué? Porque la aparente democracia en la que vivimos es la consecuencia de la constitución de 1978. Esto es lo que tienen que aceptar de una santa vez todos los patriotas constitucionalistas.

13/4/07

Zapatero y el espíritu de Ermua

Los críticos pero bienpensantes con Zapatero y su PSOE creen que éste tiene la firme convicción de que los más profundos problemas políticos pueden solventarse mediante ingeniosos juegos de palabras. Un ejemplo de esto sería la sustitución del término "nación" en las reformas estatutarias por "realidad nacional". Es el argumento de la izquierda estúpida y/o traidora para demostrar lo "inofensivo" de dichas reformas. Es un reduccionismo pueril, sólo creíble por iletrados y analfabetos, creer que la lucha política puede quedar reducida a cuestiones lingüísticas. Los adversarios de Zapatero se consuelan dibujándolo como un Bambi, simple y bobalicón, que intenta hacer trampas a unos y otros con juegos semánticos. Pero los enemigos de Zapatero creen lo contrario: que la acción del gobierno socialista de Zapatero está perfilada por unos ejes políticos claros y planificados en las más altas instancias del poder psocio-prisista.

Se van a cumplir diez años de la irrupción en el erial español del denominado espíritu de Ermua. Aquello fue un hito en nuestra historia actual. El sacrificio de Miguel Ángel Blanco, un militante del PP, llevó a la calle a millones de españoles. La idea liberal de España ya tenía su mártir. Se inició un proceso de toma de conciencia política en la sociedad que ha acabado desembocando en el actual movimiento patriótico liberal español. Y se inició entonces el principio del final de la impunidad y el chantaje de los nacionalistas antiespañoles. Lo supieron entonces y los saben ahora. Están en una cuenta atrás. Cada día que pasa renace el patriotismo español y disminuye la indiferencia entre la ciudadanía. Por ello se lanzaron a tumba abierta: organizaron el frente nacional vasco en Estella, apremiaron a ETA, coordinaron su ofensiva con los nacionalistas antiespañoles de Cataluña y acudieron al PSOE. Y éste pactó con ellos.

El precio fue España. Sus fragmentos se los repartirían sociatas y etnicistas antiespañoles. El PSOE descabezó su sección vasca defenestrando a aquellos dirigentes que habían iniciado el viaje de reencuentro hacia esa cierta idea de España liberal y constitucionalista. Su nueva dirección vasquista pactó con ETA-Batasuna mientras en Cataluña, su sucursal catalanista hacía lo mismo con independentistas de diversa calaña: conservadores oportunistas, ex terroristas y postcomunistas. Una vez en marcha el tren, los demás barones locales no podrían quedarse en el tren y se irían sumando uno a uno. Mientras, sus pregoneros del agit-prop tenderían nubes de humo con la cantilena de que "España no se rompe".

Hoy, a punto de cumplirse el décimo aniversario, la alianza PSOE-nacionalistas antiespañoles se muestra en pleno fragor. Saben de la trascendencia de los símbolos en la lucha política, de sus efectos movilizadores. En el ayuntamiento de Ermua han pavoneado su ignominia. Han escenificado su ofensiva sibilina y torticera. Han pedido que el Foro Ermua, encarnación de ese espíritu patriótico liberal pierda su rasgo identitario, que deje de ser un símbolo movilizador. Y el gobierno de Zapatero les ha respaldado. ¿Detalles sin importancia? ¿Jalones de un plan político?

12/4/07

Mayor Oreja: el liberalismo como coartada

De todos es sabido que el liberal-capitalismo no cree en el Estado, que entre sus dogmas está el de privatizar funciones estatales como las de seguridad. Que cuando el PP estuvo en el poder, sus dirigentes apostaron por privilegiar a las empresas de seguridad privadas en detrimento de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Más allá de la justificación ideológica, lo siguiente puede ofrecer otras explicaciones.

La historia nace en febrero de 2002, cuando se negociaba y negaba por el Gobierno del Partido Popular el incremento de 200 agentes de la Ertzaintza y la renegociación del Concierto Económico y el cupo. Xabier Arzálluz declaró que estos problemas políticos, entre otras razones, se encardinaban en los posibles intereses de Jaime Mayor Oreja y algunos de sus familiares en empresas privadas de seguridad y en la posibilidad de privatizar ciertos servicios de seguridad pública y policiales (hecho que efectivamente se ha producido con la generalización de agentes de seguridad privada en protección de instituciones oficiales, espectáculos públicos, servicios de escolta, estaciones de ferrocarril y aeropuertos, protección de altos ejecutivos de empresas públicas etc.).

Jaime Mayor Oreja, Mariano Rajoy, José María Mayor Oreja y Carlos Mayor Oreja presentaron una demanda civil de protección al honor acogiéndose a la Ley Orgánica 1/1982, demanda que ha sido desestimada y considerada además temeraria por dos órganos judiciales diferentes: el Juzgado de Primera Instancia nº 5 de Vitoria y la Audiencia Provincial de Álava. Ambos órganos judiciales no solo declaran que las afirmaciones de Xabier Arzálluz son veraces, es decir que se ha practicado la debida diligencia en su averiguación sino que las han declarado hechos probados.

Ya el Juzgado de Primera Instancia nº 5 de Vitoria declara probado lo siguiente: la participación de Jaime Mayor Oreja en EULEN, que gestiona empresas de seguridad, de su hermano José María en Prosesa y, a través de la empresa intermediaria Estudios y Experiencia S.L., en otras empresas de seguridad, en las que participaban otros directivos del Partido Popular, como Prosegur, Prosesa y Protexa.

En la sentencia que resuelve el recurso de apelación de la Audiencia Provincial de Vitoria se va más allá y se declara probado lo siguiente:

- José Maria Mayor Oreja ha sido presidente de dos compañías de seguridad, Falcon Contratas y Seguridad S.A. y Falcon Servicios de Seguridad Integral y miembro del consejo a través de una empresa intermediaria de Cobra Sistemas de Seguridad S.A.

- José María Mayor Oreja fue apoderado hasta 1995 de Protección y Custodia S.A. que, tras la absorción por Protecsa, se convirtió en Prosegur y actualmente es administrador único de Segurotec S.A.

- Que el propio Jaime Mayor Oreja fue socio de Estudios y Experiencias S.L., empresa socia de Seguritec S.A. y de Protección y Custodia S.A.

- Dña. Purificación Mayor Oreja, hasta el año 2001, fue socia de Estudios y Experiencias S.L.

- José María Mayor Oreja sigue siendo hoy consejero de la sociedad Técnicas Especiales de la Construcción cuyo objeto social era la prestación de Servicios de Vigilancia, Protección, Defensa y Seguridad de las empresas.

- Marcelino Oreja es apoderado de Falcon Contratas y Seguridad S.A. Todos los datos anteriores los extrae la Audiencia Provincial de Vitoria del Registro Mercantil.

A mayor maldad: el presupuesto que el Ministerio del Interior destina este año a sufragar los gastos de escolta y protección de los perseguidos políticos en las provincias vascas y Navarra es de 100 millones de euros. Las empresas que se reparten este sabroso pastel son: Ombuds, Eulen, Seguriber, Coviar, Securitas, Prosegur, P-3, Prosetecnisa y Segur-Ibérica. [www.elconfidencial.com
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6/4/07

Enemigos en democracia

El proceso de legitimación de los nacionalismos antiespañoles a ojos de la ciudadanía desde la restauración de 1975 se ha fundamentado en una extendida creencia por la que entre demócratas no hay «enemigos», a lo sumo sólo puede haber «adversarios». Así, la línea se trazaría entre los demócratas y los totalitarios aunque los proyectos políticos de los que formaran el bando de los demócratas pudieran llegar a ser antagónicos. ¡Cuanto daño han hecho ciertas ideologías a la hora de pervertir los principios básicos de la política!

¿Qué es democracia? El gobierno de los ciudadanos. Ésta es su definición desde que la inventaran los griegos clásicos. Por eso en la sociedad ateniense existían individuos sin derecho a voto, como los extranjeros o los esclavos, y no dejaba de ser por ello democrática. Por esto, nuestro actual Estado democrático no deja de serlo cuando impide votar a los no ciudadanos.

Ahora, democracia, se confunde con otros derechos políticos como la libertad de opinión y de expresión. Que un Estado de derecho reconozca estas libertades no tiene directa relación con la democracia. Hay regímenes no democráticos que permiten una limitada libertad de expresión y otros democráticos que prohíben una plena libertad de expresión. En Alemania, recordemos, están prohibidos determinadas opciones políticas y no por eso deja de ser un Estado democrático.

Pero es que, además, en un Estado democrático caben medidas excepcionales. Esto también tiene sus raíces en los orígenes de nuestra civilización. En la Roma republicana, la figura del dictador era de origen democrático: un ciudadano que recibía poderes extraordinarios ante una grave crisis del Estado durante un periodo de tiempo limitado y que era fiscalizado por los representantes de los gobernados. Así, durante ese periodo de excepción se podían suspender derechos cívicos sin dejar de ser un régimen democrático.

En resumen, ser demócrata no es una cuestión de talante, de permisibilidad estúpida o de limitarse a exigir que se cumplan las «reglas del juego». ¿Es que todas las ideologías –y sus opciones políticas– son respetables? Rotundamente no. Un Estado democrático puede dejar fuera de la ley a todos sus enemigos, a quienes no reconocen los principios políticos fundacionales del mismo. De hecho, si pretende sobrevivir deberá hacerlo. En el caso de nuestra patria, ¿cómo se pueden legitimar, arguyendo su carácter «democrático», partidos que advierten que de proclamar sus estados catalán, vasco, gallego, etc. van a convertir a los españoles en ciudadanos de segunda, con sus derechos cívicos suspendidos y reducirlos a la condición de extranjeros en su propia tierra, por el hecho de querer preservar su adscripción nacional española?

4/4/07

Marzo de infamia

El mes de marzo ha traído, otra vez, a la historia de nuestra patria un día de ignominia. Sobrepasando a la reacción del PP de acusar al gobierno socialista de ceder al chantaje, la excarcelación del vasquista terrorista De Juana ha sido percibida por la ciudadanía como la prueba de que el gobierno de Zapatero sigue negociando con ETA. Pero una minoría ha ido más allá y ha denunciado este hecho como la evidencia pública de la confabulación existente entre el gobierno de Zapatero y el brazo terrorista del nacionalismo vasco: no negocian porque ya lo han pactado todo.

En el PP están confiados de que esta decisión va a traer graves repercusiones electorales al PSOE. Creen que éste ha sido un error equivalente a aquel de Aznar cuando se empeñó con una guerra que los electores aborrecían. Pero se equivocan porque en cuanto los estudios demoscópicos evidencien las consecuencias de este «gesto», ETA acudirá al rescate con otro, recíproco, «de paz». Todo esto antes de que en mayo se presente a las elecciones locales el brazo político etarra.

Sin embargo, esta evidencia infame de que el gobierno de la Nación está en connivencia con ETA en un plan de hondo calado se va a convertir, también, en una fecha de inflexión en el devenir político de nuestra nación a la altura de aquellas en las que apareció el «espíritu de Ermua». Y va a consolidar el creciente movimiento patriótico español independientemente de los desesperados intentos del PP por domeñarlo y hegemonizarlo. Con cada convocatoria son más los ciudadanos que salen a las calles en actos cívicos de afirmación nacional. Son más los españoles de toda condición que toman conciencia de la gravedad de la situación de nuestra patria. Y esto sólo puede alegrarnos a los patriotas republicanos.

Además, la resolución del «caso De Juana» ha impartido otras interesantes lecciones. En primer lugar, la inexistencia de un poder judicial independiente; en segundo, la importancia de dotarse de los valores adecuados cuando se pretende vencer en política. En ambas cuestiones, los correligionarios del terrorista victorioso han demostrado su superioridad frente al Estado de debilidad perenne que ahorma a nuestra patria.

Han demostrado que tienen razón cuando aducen que las decisiones judiciales dependen de la voluntad política de los gobernantes de turno. Pese a que la fiscalía pidió casi cien años, la condena inicial que recibió fue de doce y la final de sólo tres. La excarcelación del etarra viene a explicar esta evolución. Y arroja también luz sobre la importancia de la «batalla de las recusaciones» en el Tribunal Constitucional ante el recurso contra el «Estatut» y las intereses que subyacen en la actual tramitación de la ley orgánica para la reforma de dicho tribunal.

Han demostrado que ante el órdago planteado por los nacionalismos antiespañoles sólo cabe una férrea voluntad patriótica de resistencia y victoria. Que España sólo sobrevivirá cuando sea defendida por un Estado fuerte e implacable que haya identificado de una vez por todas a todos y cada uno de sus enemigos. A esto no están dispuestos ni el bloque de la derecha ni el de la izquierda juancarlistas. Unos por su acomplejamiento histórico y los otros por su auto-erigido supremacismo moral. El jaleo que están montando con su pelea de corral no puede acallar la evidencia de que ambos concedieron beneficios penitenciarios y redenciones de penas a los etarras. La hipocresía y el cinismo se los reparten por igual.

Gracias a esta casta política envuelta en un falso humanitarismo los etarras tienen, por ahora, una ventaja sobre los ciudadanos españoles: sacrifican a su patriotismo todos los demás valores. La derrota de los que pretenden liquidar la patria española sólo será posible cuando se les persiga sin excusas, con las leyes en la mano. Cuando se asuma que el enemigo real no es el «terrorismo», así en abstracto, sino esa alianza histórica conformada por todos los nacionalismos antiespañoles. Eso dificilmente será posible en el vigente marco político-jurídico. Sólo parece posible mediante la superación democrática de la actual Constitución para la apertura de un proceso constituyente republicano y de reconstrucción nacional.